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jueves, 24 de octubre de 2013
Hallan en Morelos entierro y horno prehispánicos
Hallan en Morelos entierro y horno prehispánicos
Miércoles, 31 de Julio de 2013 13:23
Entierro prehispánico en Morelos
En la parte baja del cerro El Tlatoani, al poniente del municipio de
Tlayacapan, arqueólogos del INAH encontraron los restos óseos de un
individuo con un rico ajuar.
De más de 1,400 años
HALLAN EN MORELOS ENTIERRO Y HORNO PREHISPÁNICOS
*** En la parte baja del cerro El Tlatoani, al poniente del municipio
de Tlayacapan, arqueólogos del INAH encontraron los restos óseos de un
individuo con un rico ajuar
*** También se halló un horno prehispánico de producción cerámica, en
cuyo interior había ollas, braseros, comales, cajetes y sahumadores
En las faldas del cerro El Tlatoani, al poniente del municipio de
Tlayacapan, en Morelos, arqueólogos del Instituto Nacional de
Antropología e Historia (INAH) descubrieron recientemente el entierro de
un guerrero decapitado y un horno prehispánico de producción cerámica,
ambos con una antigüedad asociada al periodo Clásico Tardío (350-600
d.C.).
El arqueólogo Raúl Francisco González Quezada, del INAH en Morelos,
informó que el entierro del individuo fue hallado durante la excavación
en la parte baja de la montaña, que corresponde a lo que fue un espacio
urbano con al menos dos momentos constructivos. El más tardío tuvo una
ocupación presumiblemente asociada al periodo Posclásico Temprano (1000-
1100 d.C.), mientras que la anterior fue durante el Clásico (200-900
d.C.).
“En esta área se localizó una cista funeraria con un individuo
acompañado de un ajuar muy rico. Su atavío consta de orejeras y un
collar con cuentas de piedra verde, otros artefactos también de este
material y una serie de vasijas. Entre los restos óseos se identificaron
las extremidades inferiores, y las vértebras cervicales con huellas de
corte, lo que indica su decapitación”, detalló el especialista.
Los expertos refieren que quizá haya sido un guerrero, debido a que el
cráneo muestra una perforación provocada posiblemente por una punta de
proyectil, a la cual el sujeto logró sobrevivir, pues la herida cerró
años antes de morir.
“Por las cualidades de su ajuar funerario y la ubicación de su
inhumación podría tratarse de un sujeto que formaba parte de la clase
hegemónica de la sociedad tlayacapense de su época. Dichas piezas se
encuentra en restauración y análisis”, indicó.
El fechamiento por radiocarbono y la determinación del índice de
isótopos de estroncio de los restos óseos permitirán determinar la
cronología y la procedencia del sujeto decapitado e inhumado en ese
lugar.
Desde el año pasado, el INAH interviene la cima del cerro El Tlatoani,
en la Sierra de Tepoztlán, Morelos, donde se han localizado decenas de
sitios arqueológicos, en uno de ellos se encuentra un templo-palacio que
comprende aproximadamente 700 metros cuadrados y que debió comenzase a
construir hacia el año 600 de nuestra era, en el inicio del periodo
Epiclásico. Es anterior a El Tepozteco, que data del Posclásico Medio,
aproximadamente del año 1200 d.C.
La característica particular de El Tlatoani, a 250 metros en vertical
del suelo, es que entre los intersticios de las peñas, los pobladores de
Tlayacapan de la época previa a la invasión española, realizaron
escalonamientos que hacen el ascenso difícil, debido a que los accesos
son muy estrechos y empinados, “lo que brinda una característica de
bastión militar a la sección alta.
“El cerro —modificado durante el periodo Posclásico Temprano (1000-1100
d.C.)— posee una serie de terrazas “como si hubieran querido crear
simbólicamente en él una pirámide”. En dichos espacios fueron
localizados talleres y espacios habitacionales.
Los talleres, dijo el arqueólogo del INAH, fueron ubicados por la gran
presencia de artefactos para la producción de tallas de madera, de
figurillas, de los moldes de las figurillas y desperdicio de lítica, que
refieren procesos sistemáticos de producción.
Raúl Francisco González indicó que el cerro El Tlatoani no está abierto
al público y actualmente es un sitio en investigación; “es más amplio
de lo que se creía, aunque no tan monumental como El Tepozteco. Se
indaga para saber quiénes construyeron ahí y mantuvieron en función el
templo-palacio, además de saber más de la antigua clase gobernante y de
las comunidades agro-artesanales que debieron participar en la
manutención de este santuario en la zona alta”.
En otra sección explorada de la elevación, donde los especialistas
suponen la existencia de las comunidades agro-artesanales, se localizó
un horno, que representa uno de los pocos contextos de producción
cerámica de época prehispánica que han sido ubicados en el estado de
Morelos hasta el momento.
Dicho horno —con una profundidad de un metro con 30 centímetros— está
en perfecto estado de conservación, tiene una planta rectangular, sus
paredes están hechas de mampostería, con restos que denotan la constante
y sistemática producción cerámica, pues todo el espacio aledaño está
quemado.
“Además, dentro del horno hallamos fragmentos de cerámica que
corresponden fundamentalmente a ollas, pero también están presentes
braseros, comales, cajetes y sahumadores. Por las formas y el contexto
excavado alrededor, podemos inferir que se trata de un horno de cerámica
que funcionó durante el periodo Clásico Tardío (350-600 d.C.)”, indicó
el arqueólogo González Quezada.
Finalmente, señaló que a través de estas investigaciones se podrán
determinar las particularidades sociales y culturales de la antigua
sociedad tlayacapense en la historia.
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