La
edificación de Teotihuacan, estado de México, dio inicio en épocas
tempranas, en el Preclásico, y las imágenes de la muerte y su relación
con el inframundo aparecen desde esa época. Los bultos que llevan una
máscara mortuoria y que simbolizan lo que quedó después de la cremación
de los cadáveres están representados en la iconografía del lugar.
Además, es común el uso de urnas para guardar cenizas, así como cráneos
que tienen encajado en los huesos nasales un cuchillo de sacrificio,
representación común en el Posclásico (900-1500 d.C.). La muerte y los
muertos –como en muchos otros pueblos y culturas del mundo– se
representan como un cráneo o como mascarilla mortuoria. Quizá las
mascarillas mortuorias se colocaban en los recién fallecidos para
indicar que pronto se convertirían en un esqueleto, y que la esencia del
ser se transformaría de acuerdo al tipo de muerte.
En la
imagen: dios de la muerte. Está relacionado con el sacrificio humano y
con el sol nocturno del inframundo. (Teotihuacan, Estado de México. MNA.
Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces)
“La muerte en el México Prehispánico. Teotihuacan”, Arqueología Mexicana Edición Especial 52.
En la imagen: dios de la muerte. Está relacionado con el sacrificio humano y con el sol nocturno del inframundo. (Teotihuacan, Estado de México. MNA. Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces)
“La muerte en el México Prehispánico. Teotihuacan”, Arqueología Mexicana Edición Especial 52.
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