Misteriosos círculos tallados en las profundidades del mar japonés :
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El buzo de aguas profundas Yoji Ookata se encontraba inmerso en las
aguas costeras de la isla de Amami Oshima, al extremo sur de Japón,
cuando divisó lo que parecía ser un pequeño banco de coral con forma
perfectamente circular, de unos dos metros de diámetro y patrones
ondulatorios precisamente geométricos, esculpido sobre la arena del
fondo marino, a unos 80 metros de profundidad.
Ookata no tardó
en volver hasta la zona del hallazgo, esta vez acompañado por algunos
colegas y equipamiento técnico suficiente como para documentar de qué se
trataban estas verdaderas obras de arte submarino. El artífice y sus
propósitos quedaron finalmente expuestos.
Se trata de un pequeño pez globo. El animalito traza una sofisticada
estructura de surcos en la arena del lecho marino, maniobrando
incansablemente con sus aletas, día y noche, hasta tallar las crestas
circulares. Pero su labor no termina allí. Además se encarga de recoger
pequeñas conchas, quebrarlas en pedacitos y distribuirlos alineadamente
entre las ranuras interiores de la escultura.
Una observación
extendida permitió descubrir que los círculos son mucho más que una obra
decorativa. Se trata en realidad de captar la atención de la hembra de
pez globo, guiándola a través de la oscuridad, en las profundidades del
agua, hasta el centro del círculo. Entonces, los peces se parean y la
hembra deposita los huevos en centro del círculo.
Cuantas más
aristas contenga el círculo diseñado por el macho, mayor probabilidad de
aparearse tendrá. Mientras que los trozos de conchillas proveen los
nutrientes vitales para los pececitos recién nacidos, los surcos
tallados en las crestas del círculo ayudan a neutralizar las corrientes,
protegiendo a los huevos durante su gestación.
Misteriosos círculos tallados en las profundidades del mar japonés :
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El buzo de aguas profundas Yoji Ookata se encontraba inmerso en las aguas costeras de la isla de Amami Oshima, al extremo sur de Japón, cuando divisó lo que parecía ser un pequeño banco de coral con forma perfectamente circular, de unos dos metros de diámetro y patrones ondulatorios precisamente geométricos, esculpido sobre la arena del fondo marino, a unos 80 metros de profundidad.
Ookata no tardó en volver hasta la zona del hallazgo, esta vez acompañado por algunos colegas y equipamiento técnico suficiente como para documentar de qué se trataban estas verdaderas obras de arte submarino. El artífice y sus propósitos quedaron finalmente expuestos.
Se trata de un pequeño pez globo. El animalito traza una sofisticada estructura de surcos en la arena del lecho marino, maniobrando incansablemente con sus aletas, día y noche, hasta tallar las crestas circulares. Pero su labor no termina allí. Además se encarga de recoger pequeñas conchas, quebrarlas en pedacitos y distribuirlos alineadamente entre las ranuras interiores de la escultura.
Una observación extendida permitió descubrir que los círculos son mucho más que una obra decorativa. Se trata en realidad de captar la atención de la hembra de pez globo, guiándola a través de la oscuridad, en las profundidades del agua, hasta el centro del círculo. Entonces, los peces se parean y la hembra deposita los huevos en centro del círculo.
Cuantas más aristas contenga el círculo diseñado por el macho, mayor probabilidad de aparearse tendrá. Mientras que los trozos de conchillas proveen los nutrientes vitales para los pececitos recién nacidos, los surcos tallados en las crestas del círculo ayudan a neutralizar las corrientes, protegiendo a los huevos durante su gestación.
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El buzo de aguas profundas Yoji Ookata se encontraba inmerso en las aguas costeras de la isla de Amami Oshima, al extremo sur de Japón, cuando divisó lo que parecía ser un pequeño banco de coral con forma perfectamente circular, de unos dos metros de diámetro y patrones ondulatorios precisamente geométricos, esculpido sobre la arena del fondo marino, a unos 80 metros de profundidad.
Ookata no tardó en volver hasta la zona del hallazgo, esta vez acompañado por algunos colegas y equipamiento técnico suficiente como para documentar de qué se trataban estas verdaderas obras de arte submarino. El artífice y sus propósitos quedaron finalmente expuestos.
Se trata de un pequeño pez globo. El animalito traza una sofisticada estructura de surcos en la arena del lecho marino, maniobrando incansablemente con sus aletas, día y noche, hasta tallar las crestas circulares. Pero su labor no termina allí. Además se encarga de recoger pequeñas conchas, quebrarlas en pedacitos y distribuirlos alineadamente entre las ranuras interiores de la escultura.
Una observación extendida permitió descubrir que los círculos son mucho más que una obra decorativa. Se trata en realidad de captar la atención de la hembra de pez globo, guiándola a través de la oscuridad, en las profundidades del agua, hasta el centro del círculo. Entonces, los peces se parean y la hembra deposita los huevos en centro del círculo.
Cuantas más aristas contenga el círculo diseñado por el macho, mayor probabilidad de aparearse tendrá. Mientras que los trozos de conchillas proveen los nutrientes vitales para los pececitos recién nacidos, los surcos tallados en las crestas del círculo ayudan a neutralizar las corrientes, protegiendo a los huevos durante su gestación.
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