Un estudio establece que ningún homínido conocido es el ancestro de neandertales y 'sapiens'
Foto: Muestra de algunos de los dientes analizados donde se constata la diversidad morfológica entre 'sapiens' y neandertales- CENIEH
Fuente: IPHES | 21 de octubre de 2013
Un trabajo que se publica esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS)
establece que la búsqueda del ancestro común de los humanos modernos y
los neandertales que vivieron en Europa hace miles de años aún no se ha
completado, y presenta evidencias de que las líneas que dieron lugar a
las dos especies se separaron hace casi un millón de años, mucho antes
de lo que sugieren los estudios basados en evidencias moleculares.
En este estudio, titulado “No known hominin species matches the expected dental morphology of the last common ancestor of Neanderthals and modern humans”, fruto de la colaboración de un equipo internacional de científicos, se utilizan métodos cuantitativos centrados
en la forma de los fósiles dentales de 13 especies de homínidos, lo que
ha permitido observar que ninguno de los candidatos se ajusta al perfil
esperado en el antepasado de neandertales y 'sapiens'.
“Nuestros
resultados llaman la atención sobre la gran discrepancia que existe
entre las estimaciones moleculares y paleontológicas del momento en el
que se separaron ambas especies”, explica Aida Gómez-Robles (izquierda), primera autora del artículo que actualmente trabaja en el Center for the Advanced Study of Hominid Paleobiology de George Washington University (EE.UU.).
“Estas diferencias no pueden ser ignoradas, sino que es necesario encontrar una forma de conciliarlas”,
continua diciendo esta investigadora que realizó su tesis doctoral en
la Universidad de Granada y en el Centro Nacional de Investigación sobre
la Evolución Humana (CENIEH), donde trabajó con José María Bermúdez de Castro, quien es también autor del artículo junto con Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell, codirectores de las excavaciones en los yacimientos de Atapuerca, además de David Polly (derecha), profesor del Departamento de Ciencias Geológicas de Indiana University (EE.UU.), donde Aida Gómez-Robles inició este estudio durante una estancia investigadora.
Para llegar a esta conclusión de que ninguna de las especies candidatas, incluyendo Homo heidelbergensis, Homo erectus y Homo antecessor,
tiene la forma dental de este ancestro, los investigadores han
estudiado unos 1.200 molares y premolares fósiles, muchos de ellos
procedentes de Atapuerca, mediante análisis morfométricos y técnicas estadísticas desarrolladas por la bióloga Emilia Martins (izquierda), de Indiana University.
Ancestro africano
El estudio también muestra que las potenciales especies ancestrales
descubiertas en Europa son morfológicamente más similares a los
neandertales que a los humanos modernos, lo que sugiere que el linaje
neandertal apareció hace aproximadamente un millón de años y que la
divergencia de este linaje tuvo lugar antes de lo que se pensaba,
aproximadamente hace 350.000 años según algunos estudios.
Los métodos cuantitativos y estadísticos proporcionan un medio más
exacto para resolver los debates sobre los orígenes humanos que los
análisis descriptivos que se han usado en el pasado. Y como se indica en
el artículo: “Nuestro primer objetivo es situar las
cuestiones sobre la evolución humana en un contexto evaluable y
cuantitativo y ofrecer un método objetivo para ordenar debates sobre la
filogenia de los homínidos que parecen no tener solución”. Asimismo, se propone aplicar estos métodos al estudio de otras partes esqueléticas representadas en el registro fósil.
¿Qué será lo siguiente? Las respuestas a la cuestión de los
ancestros podrían venir del estudio de las especies de homínidos
africanos, a pesar de que el registro fósil africano de la época de
interés sea escaso. “Este estudio nos dice que aún hay
hallazgos esperándonos, y los fósiles africanos de una antigüedad
aproximada de un millón de años merecen una especial atención como
posibles ancestros de los neandertales y los humanos modernos”, concluye David Polly.
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